En términos económicos, el tratamiento de las enfermedades renales impone una carga financiera significativa al sistema de salud mexicano y a los pacientes.
Según estudios realizados por la Secretaría de Salud de México,
el costo promedio anual del tratamiento de un paciente con enfermedad renal crónica supera los 150,000 pesos mexicanos
(aproximadamente 7,500 dólares estadounidenses).
Esto incluye gastos médicos directos como consultas, estudios de laboratorio, medicamentos y procedimientos, así como los costos indirectos asociados con la pérdida de productividad laboral debido a la enfermedad. Estos costos pueden ser aún más onerosos para aquellos que requieren diálisis o trasplantes de riñón, lo que subraya la importancia de medidas preventivas y estrategias de manejo efectivas para abordar este problema de salud pública.
La Insuficiencia Renal Crónica (IRC) es una condición en la que los riñones pierden gradualmente su capacidad para funcionar correctamente durante un largo período de tiempo. El diagnóstico de la IRC se realiza mediante pruebas de laboratorio clínico que incluyen la medición de la creatinina sérica, el filtrado glomerular y la presencia de proteínas en la orina. Además, la biopsia renal puede ser necesaria para evaluar la gravedad y la causa subyacente de la enfermedad.
El seguimiento de los pacientes con IRC que requieren diálisis es fundamental para gestionar su enfermedad. La diálisis puede realizarse de dos maneras principales: hemodiálisis y diálisis peritoneal. Mientras que la hemodiálisis implica la filtración de la sangre fuera del cuerpo a través de una máquina, la diálisis peritoneal utiliza el revestimiento abdominal como filtro. Ambos métodos tienen sus propias ventajas y desventajas, y la elección depende de las necesidades y preferencias individuales del paciente.
La prevención de las enfermedades renales incluye mantener un estilo de vida saludable, controlar los niveles de glucosa en sangre y presión arterial, evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco, mantener una dieta equilibrada y realizar ejercicio regularmente. La detección temprana y el tratamiento adecuado de condiciones como la diabetes y la hipertensión también son clave para prevenir el desarrollo de enfermedades renales crónicas.